Con mucha más gente que el día anterior, la segunda jornada del Cosquín Rock se desarrolló bajo una intensa lluvia que no opacó el cierre con Almafuerte ni la implacable presentación de Deep Purple.

Se podría mencionar que nuevamente el festival permite la convivencia de seguidores de distintos géneros musicales. El escenario Nuevas Tribus mostró a Santuca como una atractiva propuesta dentro del rock combativo, mientras que el de Punk ofreció aceptables actuaciones de Bulldog y la cada vez más ascendente Cadena Perpetua.

Es una nube no hay dudas

También se podría hablar del clima como un factor que no ayuda demasiado en estos dos días transcurridos. Una vez más, las nubes taparon el sol cordobés y la lluvia, finita y molesta, sorprendió a todos aquellos que creyeron que una remera sería lo adecuado para pasar la noche -gran negocio el de los vendedores ambulantes de ponchos-; y las calles de barro (convertidas en lagos de lodo) decoraron a más de una zapatilla.

Se podría destacar que el público no se movió de sus lugares cuando la fuerte tormenta comenzó a caer sobre las montañas al mismo tiempo que Almafuerte en escena con “Pensando en llegar”. “La máquina de picar carne”, “Almafuerte”, Toro y Pampa” y “Sirva otra vuelta pulpero” fueron muestras sonoras suficientes para afirmar el gran presente que recorre el conjunto liderado por Ricardo Iorio.

Los hermanos sean unidos

Se podría hacer referencia a los dos grupos uruguayos que siguen pisando fuerte en la Argentina: La Vela Puerca y No Te Va Gustar. Luego de los shows de Los Cafres y Cielo Razzo, los NTVG homenajearon al Bocha Sokol con un extracto de Mañana en el Abasto de Sumo. Ambas bandas contaron con el mismo guitarrista de Hereford como invitado. Los charruás juegan de local hace rato y el público argentino ya las adoptó como propias.

Humo sobre las montañas

Lo que no puede dejar de señalarse es la agrupación que marcó la diferencia con el resto. El grupo que llenó y captó la atención de todos en la plaza. La banda que logró que la audiencia aplaudiera con las manos en alto cada una de las canciones.

Con más de 40 años de experiencia, para Deep Purple tocar es una satisfactoria rutina en la que todo está meticulosamente calculado. Antes de salir a escena, los plomos barrieron el piso alrededor de cinco veces para luego pasar una aspiradora y ganarse los chiflidos de los ansiosos fanáticos.

Pero todo tiene una salida. Incluso cuando a la segunda canción el sonido les juega una mala pasada y durante la espera que llevó solucionarlo, el tecladista Don Airey -quien se ganó las mayores ovaciones- entretuvo a la audiencia con improvisaciones (o no) que incluyeron tarantelas y el estribillo de “Singing in the rain”.

Pero todo había comenzado unos minutos antes con “Highway star”. Al ver a Ian Gillan caminando con los pies descalzos ya quedaba claro el por qué de tanta insistencia por limpiar el piso del escenario.

Pese los notables cambios físicos (el frontman ya no ostenta esa larga cabellera de los 70), la legendaria banda sigue sonando con la misma dureza de hace tres décadas. Los años les han quitado juventud pero les han acrecentado el talento.

Indudablemente la garganta del cantante no es la misma, aunque él se esfuerce por lograrlo (y a veces lo alcanza), desafiando a la tos que lo atacó durante la noche.

Es en esos momentos, en que necesita que sus cuerdas vocales descansen, cuando el resto del conjunto busca su protagonismo con los instrumentales y los fervorosos solos de guitarra de Steve Morse.

De esta forma, Airey volvió a llevarse la totalidad de los aplausos cuando desde su teclado disparó fragmentos del simpático tango “Adios Nonino” o al recrear la canción principal de La Guerra de las Galaxias, seguida por la marcha con la que George Lucas eligió para identificar a Darth Vader.

Poco más de una hora después de show (por donde desfilaron clásicos como “Stranged kind of woman”, “Space Truckin”, el infaltable “Smoke on the water”, “Hush” y “Black night”) alcanzó para que los veteranos músicos dejaran a grandes y jóvenes con la boca abierta, las palmas ardiendo y con muchas más ganas de rock que Almafuerte sació.

Resta esperar el último de los tres días seguidos, que tendrá a Ratones Paranoicos, Las Pelotas y Los Piojos como protagonistas, y la esperanza de que la lluvia nos abandone y el Sol se asome sobre las colinas de Cosquín.